Desde el año pasado en Punta Alta tenemos mercadito de chinos.
De esos que son atendidos por toda la familia china. Que apenas saben los números (para poder cobrarte) y algún que otro rudimento del castellano.
Una vez fui y en la puerta de entrada estaban los más chiquititos de la prole, un chinito y una chinita, preciosos, con sus ropitas chinas, jugando a vaya uno saber qué.
El Sábado pasado volví y los nenitos no estaban pero sí andaba un perrucho por el mismo lugar.
Era un pekinés.
Obvio.
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