La verdad, no sé bien cómo pasó...
Yo iba caminando, distraída con mis cosas, pensando en la cola de gente que habría de bancarme. Sin motivo aparente, di vuelta la mirada...y lo vi. Ahí, al lado de los demás. Lo miré fijo, él no pareció sentirse incómodo. Me acerqué disimuladamente y lo pispié más de cerca, para comprobar mi sospecha.
Realmente era hermoso. Pero gracias a mi falta de arrojo no hice nada...me alejé mirándolo con nostalgia. Algún día...quizás.
Ayer volví decidida a tomar cartas en el asunto. Fui directo a su encuentro, algo apurada, impaciente. Temía ya no encontrarlo allí esta vez. Había mucha más gente que el día anterior pero me las arreglé para acercarme nuevamente. Le puse un dedo encima, lo di vuelta y me lo traje a casa.
Aaaahhh... Qué belieza...
Entonces en qué quedamos? En tu cumpleaños te mando taza o cuaderno?
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