viernes, 17 de abril de 2009

Me tomo cinco minutos...y me confieso

Soy muy consciente de que vengo rifando mis convicciones por sucesos que NO pienso aclarar acá...pero acabo de pasar por la cocina y estaba el TV puesto en El Gourmet. Sumito estaba cocinando ceviche de nosecuanto con salsa de parchita, a lo cual yo pregunté, retóricamente: ¿qué carajo es la parchita?¡porrrr favorrrr!

Buah, todo esto viene a modo de introducción de lo que realmente quería comentar. Yo he manifestado varias veces mi escasa voluntad de andar probando platos raros, sabores nuevos, etc. pero, la verdad sea dicha, mucho me gustaría poder derribar ese muro que me separa de la investigación culinaria.

Porque no es que yo soy rebelde con la comida porque sí, porque se me re canta... no, más bien todo lo contrario. Diría que padezco esta condición viendo que hay tanto para probar por ahí, tanto aroma, tanto condimento, tanto chef sugiriendo exquisiteces (mmm, a Juliana Lopez May me la dejan afuera...sí)

Yo daría lo que no tengo por, ponele, tener alguien cerca que fuera ducho en los menesteres gastronómicos y de su mano ir animándome a conocer otras comidas. Alguien que me prepare platos, de esos que uno no come todos los días, y de a poco, ir acostumbrando mi miedoso paladar (estómago) a la novedad que implica abandonar la milanesa con tomate. Que me llame e invite: "cuchame, venite hoy y hacemos tal cosa". Y también poder participar de la elección del menú, de las compras (también pa' filtrar un poco, ¿no? nunca tan openminded), seleccionar la música que acompañe la comida.

Y desde luego, en confianza, poder decirle: "no, mirá, tu lomo al cardamomo con salsa de berries no me va ni en chiste". O, lo que sería mucho mejor, confesarle que lo que acaba de preparar es delicioso y que no me lo esperaba y a continuación desparramarme en un sillón pa terminar de disfrutar la experiencia, esperando que el agua esté lista para tomarnos un té comme il faut.

Suena piola, ¿no?

2 comentarios:

  1. Conmigo en cambio no problem con el condumio. A mí lo que me echen. Dulce, salado, amargo, ácido... si es masticable y no venenoso me lo engullo.
    Además que no pregunto. Si luego me dicen que era ceviche con salsa de parchita pues felicito al cocinero y al que se inventara esos nombres.
    ¿Qué es ceviche? ¿Qué es parchita? Da igual. ¿Se come? Pues p'adentro.

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  2. Bueno, JuanRa, pero yo creo que SU extremo tampoco es saludable. Uste se come cualquier cosa sin criterio, sin reparar en el detalle. Y de esa forma es lo mismo que comer todos los dias milanesa con tomate, le digo.

    Su esposa debe estar muy frustrada...

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