domingo, 26 de agosto de 2012

Puede fallar

Les voy a contar una historia, que tiene como protagonistas a dos señoritas de origen provinciano. No voy a revelar identidades pero digamos que se trata de mí y de cierta amiga adicta a la compra de zapatos que si le gritan "Lulaina" se da vuelta y dice "miau!".

La aventura comienza en un mediodía bastante adverso climáticamente hablando, de frío, humedad y llovizna. Mi joven amiga, proveniente de la ciudad de las diagonales, deberá bajarse de su colectivo muchisimas cuadras antes del destino real para evitar asesinar al chofer por motivos que involucran cierta lentitud de tránsito y poca tolerancia. Las siguientes cuadras las deberá hacer a pie, esquivando individuos y autos por el centro porteño. Una vez finalizada la primera escala de nuestro trayecto, nos alistamos para la segunda: outlets de calle Aguirre. El subte B nos iba a dejar a seguras y escasas cuadras pero, gracias a mi sugerencia, optamos por tomar el colectivo 102, cuyo recorrido yo había anotado en mi plano siguiendo las indicaciones de la Guia T (que de ahora en más yo llamaré Perde T).

Resulta que el susodicho colectivo no solo no realizó el camino que yo esperaba sino que además terminó su recorrido en el Jardín Japonés, a unas 15 cuadras de donde lo habíamos tomado. Nos dimos por informadas cuando el chofer, viendo que nosotras seguiamos sentaditas en nuestros asientos, nos gritaba  y hacia señas desde adelante de que "ese era el final del recorrido". Y los outlets de Aguirre estaban muuucho más lejos. Lejos, incluso, de nuestra comprensión ya que cuando nos bajamos del 102, no fuimos capaces de ubicarnos en el plano ni de encontrar una calle con apariencia de "salida al exterior". Ni con GPS ni Googlemaps. Nada. Nos abandonó hasta la teconología. O más bien, nuestro sentido de la orientación.

"Boluda, estamos re perdidas. Nos tomamos un taxi", me informó ella. Y yo, que alternaba entre la risa descontrolada por la pelotudez propia y la vergüenza de "anfitriona" mal informada, no pude hacer otra cosa que aceptar. Insisto, el clima no colaboraba. Y las botas de taco de ella, menos.

El taxi nos dejó en nuestro destino y luego de las compras de rigor (más veloces de lo que yo imaginaba) nos refugiamos a recuperar energías en el PEOR LUGAR del barrio. De afuera nos engañó exitosamente, con su decoración y mueblecitos blanco y violeta. Pero por dentro el panorama dejaba mucho que desear y cuando quisimos huir, espantadas, ya era tarde. La moza se acercaba a tomar el pedido. El olor a comida combatido a fuerza de aromatizantes de ambientes (de esos tan útiles que te echan el chorro fuerte de desodorante sobre la cabeza). La puerta, a nuestras espaldas, que la dueña dejaba abierta "para ventilar" y dejaba ingresar el frío invernal. El mozo mexicano que no conocía la carta. Ni el idioma. Música caribeña de fondo. Un recipiente, cuya función no pudimos identificar y los mantelitos de papel, todos sucios. Afortunadamente la comida estaba rica. De todas formas, si andan por Villa Crespo/Palermo, vayan a comer a cualquier lado menos a Oum's.

Luego, y por esa costumbre del ser humano de aprovechar oportunidades (que más adelante se revelan como malas decisiones) aceptamos encontrarnos en una esquina con un grupo de personas allegadas que nos llevarían en auto hasta el próximo destino. Pero el grupo de personas se demoró lo suficiente (y más también, recuerden que todos éramos provincianos) como para que comenzara a lloviznar y lamentáramos no haber tomado el colectivo, como indicaba el plan inicial. Finalmente el grupo de personas concretó el arribo y de ahí en adelante las cosas empezaron a resultar, sin inconvenientes.

De toda esta jornada llena de eventos, se deduce lo siguiente:
1. Si Victoria, en un plan de "yo ya la tengo re clara con los bondis" sugiere tomar un colectivo X, será mejor tomar un subte. Cualquiera sea. Siempre le dejará más cerca de su destino que lo que Victoria sugiera.
2. El 102 no solo lo dejará cerca del Jardin Japonés sino que ademas no habrá forma de pasarse de largo ya que alli se detiene el colectivo y usted debe bajarse a como dé lugar.
3. Si algo puede salir mal, saldrá.
4. El outlet de Prune queda en Gurruchaga, allá.
5. La pajueranez al cuadrado es a prueba de todo, inclusive de Google maps y GPS.
6. El ejido urbano de Buenos Aires es muy complicado.
7. Lo mejor es ir a lo seguro y no innovar.
8. Reírse de uno mismo ayuda a reducir el stress.

4 comentarios:

  1. Jajajajaja no puedo dejar de reírme! Y el viernes también morimos de risa, eso no podés negarlo!
    * Vos en Oum's diciendo "esta música me hace pensar que estoy en un episodio de Dexter" y cada tanto el pssss del aromatizante, asco!
    * Yo diciendo "ahora al menos ya sé llegar al PARQUE Japonés" (ni al nombre le emboco!)
    (Y si yo aprendí a la fuerza a llegar al Jardín Japonés, vos nunca más te olvidás en dónde queda el outlet de Prüne. Y la segunda señora rubia, tampoco :P)
    Qué viernes teté, lo pasé bárbaro, city tour and all. Y finalmente, el destino te hizo un guiño cósmico, poniendo el cartelón de Rock of Ages para amenizar la espera de los Osos Montañosos (ejem, quiero decir, mis padres xD)

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  2. Lo bueno de la pajueranez es que origió este post, que me permite reir un rato, entre lo rutinario del lunes a la mañana en la oficina! Gracias a ustedes dos.

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    1. de nada, má. Con Lucia en BA nos cuesta muy poco tener letra para posts de este calibre :P

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  3. A vos porque no te gusta la música caribeña!

    (jajaaa tantas me han pasado, sola y/o acompañada en BA, que me siento plenamente identificada con ustedes colegas pajueranas!)

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