lunes, 2 de julio de 2007

Crónica de una muerte anunciada I

Lamentablemente llegó el 2007 y no pude escaparme más. No tenía más excusas, tenía obra social, toooodo el tiempo libre posible y 4 muelas de juicio inútiles que, según me dijeron, había que sacar.
Digo yo, ¿para qué cuernos fabrico muelas, de juicio encima!, si luego me las van a sacar y no dos, sino ¡todas las cuatro en su totalidad!. Lo cual me hace concluir en que la naturaleza no es TAN sabia después de todo.

Primero atacaron mis caries, con ese objeto del demonio llamado torno, que a los dentistas les debe resultar algo adorable, pues tienen varios desparramados por ahí. El torno, se sabe, sólo es capaz de proveernos malos momentos. Es su destino inexorable. El que está en la sala de espera y escucha el zumbidito, nomás a los lejos, ya empieza a transpirar de miedo, al mejor estilo perro de Pavlov. Igual la experiencia que vivis cuando te toca sentarte en el sillón, es mucho peor, porque DUE-LE. Y uno se retuerce, pone caras de "meduele", el más osado osa quejarse, y los chicos lloran a grito pelado, cual chancho...siendo pelado. Encima uno luego de la faena tiene que comerse comentarios rancios de parte del dentista, tales como:
- ay, ¿cómo sufris eh?
- ... (no, si la paso chiche bombón en tu sillón, mamita, ¿puedo volver mañana?)

No obstante esto, tuve que volver luego de un mes a perder mi primera muela de juicio en manos de OTRO dentista (su hermanito, lindo el vago... pero dentista, y una tiene sus límites, viste?). El joven encuentra una caries que no fue arreglada e improvisa una especie de ateneo dental en mi boca, llamando a su colega, socia y hermana para que vea "lo que dejó sin arreglar". Maravilloso. Y aun no me inyectó la anestesia. Cuatro (CUATRO!) pinchazos en la encía (y uno accidental en el labio superior, pero se lo perdono porque tiene lindos ojos claros). Me dice cosas y no le entiendo un soto porque el aparatejo absorbesaliva mete ruido y detrás del barbijo no le puedo leer los labios.
Al rato empieza a meter pinzas y herramientitas finitas en mi dentadura hasta que redepente escucho un "craccccck" que no trae buenos augurios. En realidad sí, o sea, la muela salió sencillamente pero la sensación anestesiada de estar teniendo un derrumbe estructural en la mandíbula superior no es para nada agradable. Después vendrán 8 mil recomendaciones, no comer ni hablar ni moverse durante todo el dia (¿¿EHH?? ¿a mí se dirige, joven?) ) y los remalditos enjuagues con Plac Out durante una semana, que son tan feos como masticar ibuprofeno 400 (ah, ¿nunca probaste? intentalo, vasaver qué ricorrr).
Lo peor es que esto...recien comienza.
(continuará)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario