miércoles, 13 de mayo de 2009

Llamame, te llamo, ¿me llamás?

Hacía bastante tiempo que no viajaba en colectivo a Bahía Blanca, en esa línea 319 tan placentera, que de tantos momentos gratos ha provisto a mi vida, sí...podría explayarme durante horas...¿qué podría decirse de la 319 que no se haya dicho ya?...muchas cosas.

Por ejemplo, que uno, cuando viaja encerrado en ese carromato, tiene que soportar los 546 ringtones de los 49 pasajeros restantes, que suenan sin cesar. Y ya no son ringtones simpáticos del tipo "La raspa" o "Para Elisa. No. ¡Que los ringtones de ahora desafían mi nivel de tolerancia!. Juego a romper mi propia marca, a ver cuántos segundos soporto antes de putear a alguien.

He notado que debido a esta proliferación de celulares con mp3 y su consiguiente ringtone en mp3, hasta los mismos dueños del aparato se ponen nerviosos cuando les suena, porque son CONCIENTES de que el sonido que emite el artilugio es realmente odioso. Porque la persona va lo más pancha, viajando, sentada o de pie, y repentinamente le empieza a sonar algo horrendo, en el fondo de la cartera, en el bolsillo de atrás de la mochila, un ruido que, por la baja calidad de sonido, ni llega a distinguirse como canción pero molesta y mucho. No sólo no se distingue sino que la persona se exaspera por atender antes de que siga sonando. ¿Para qué elegiste ese tema si después no te la bancás ni vos mismo? le preguntaría a cada uno haciéndole montoncito con ambas manos.

Mi cultura general me indica que las canciones no fueron compuestas para ser usadas como ringtones entonces lo que uno oye es quizás una intro de guitarras furiosas que rompe el parlantito pedorro del celular y se asemeja, en el mejor de los casos, al estruendo que resulta del choque de una moto contra un semaforo.

Volvamos a la escena colectivera. Uno de más allá tiene un tema electrónico de ringtone. Que me sobresalta e interrumpe la lectura. Más de una vez. Y a unos volúmenes siderales que madre mía, te los encargo. Y el colectivo atestado de infelices cargando camperas porque afuera ya hacen temperaturas invernales pero adentro es un simulacro de vacaciones en Florianópolis pero sin las garotas. Ni nada.

Y yo, muy empática, puse MI celular ¡¡¡en silencio!!!, para no molestar a nadie cuando recibiera respuesta a los mensajes que iba enviando.

Me paso de tarada, me paso. Lo sé.

2 comentarios:

  1. No, no. El choque de una moto contra un semáforo podría ser un bonito ringtone al lado de lo que suena a veces por ahí.

    Algún día te ocurrirá como a Michael Douglas en Un día de furia. Se acabará tu autocontrol y la armarás gorda.

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  2. hum...

    viajar en un Central Azul con la manada de escolares que retornan a sus hogares, escuchando cumbia, reggaeton y cuarteto todo en uno...

    ésa te la debo.

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