Que uno se rocíe perfume o colonia o body spray o desodorante o lo que pistola fuere que uno usa para perfumarse y a los cinco minutos no percibir ni rastro de la fragancia, eso, claro porque uno suele ser un pelagatos al que no le alcanza la guita para productos importados de calidad y se conforma con mediospelos o imitaciones.
Ahora, basta que uno, distraído, se pruebe algún desodorante al azar en un supermercado para que resulte ser un ASCO y el perfume nauseabundo nos aceche cual piraña hambrienta hasta tener la chance de volver a bañarnos, lo cual no siempre es posible en los siguientes minutos.
Hoy he decidido, unánimemente (sí, por ahora tengo quorum propio), que no he de probar más desodorantes, perfumes ni nada que me ofrezcan por la calle, así sea en la misma puerta de Givenchy en la 5th Av.
Informesé, archivesé, colacionesé (o en el orden que sea correcto).
Nas noches.
Pues mira, ahí tienes un remedio para disuadir a los que se cuelan sin vergüenza en las colas. Mucho desodorante de supermercado y a mover las alas como un pollito.
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