sábado, 5 de diciembre de 2009

Saturday night fever

Amanecí tempranísimo, a las piñas con la alarma, a las 5.50 y como estaba nublado me mejoró el humor notablemente.

A media mañana puse música para mí, para divertirme, y bailé frente al vidrio como si nadie me viera (pues nadie me veía).

Me volví del trabajo a casa caminando, bajo las nubes, escuchando a Mark Knopfler.

Después de almorzar se largó a llover por segunda vez, abrí la ventana y me senté a mirar el agua caer, tomando un English breakfast con Rocklets navideños.

Ayudé a un amigo a desentrañar las entrañas de la instalación de un programa con todo éxito.

Molesté con mimos a mi gata mientras dormía y me ignoró olímpicamente pero no me importó.

Me bañé sin apurarme.

A la tarde salí bajo la llovizna dos veces, y las dos veces sin paraguas, caminé lo más pancha, disfrutando que las gotitas me salpicaran mientras escuchaba Kings of Convenience y Bret Anderson.

Me compré una agenda preciosa y otras pavadas reconfortantemente bonitas.

Me tomé una lágrima con una medialuna dulce leyendo La Nación + Clarin, mientras una reunión de viejas cotorreaban por fin de año.

Fui al supermercado y me compré varias cosas ricas para contrarrestar las sacrificios de la semana laboral.

Chusmée blogs de minas muy hábiles para las handcrafts y me dio envidia.

"Ví" varias fotos durante todo el día que no pude tomar por no tener la cámara conmigo.

Redacté mentalmente varios fragmentos de posts que jamás verán la luz porque me los olvidé.

Escuché varias cosas que querría citar acá pero también me las olvidé.

Me miré al espejo accidentalmente y me vi el pelo todo alborotado por la humedad pero no me importó.

Caminé mucho. Caminé. Y me cansé.

Hice reír a, mínimo, dos personas y se sintió bien, más que bien.

Tuve flashbacks de momentos disfrutados no tan lejanos en el tiempo y me gustó. Recordar. Volver a pasar por eso, mentalmente.

Tuve ganas -again- de estar en otro lado y las tuve que postergar.

Me dieron ganas de hacer quichicientas cosas para las cuales necesitaría compañía y/o ayuda.

Creo que me quejé poco hoy, mucho menos que otros días, en todo caso.

No ordené la ropa, ni la pieza, ni limpié, ni trabajé en casa, y fue formidable.

Son las 23.37 y todavía no me desmayo de sueño, aún sin haber dormido siesta.

Yo sabía...
Iba a ser un sábado di-vi-no.

2 comentarios:

  1. seeee... cuando ves mil placas y te olvidás la cámara es un bajón. lo mismo con las ideas y frases (por suerte mi cuaderno es más chico y menos robable que mi cámara... ese sí no se despega).
    me gustó tu sábado vix, relajo total.

    beso!

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  2. Juaaaaaaaaa qué buen sabado de ombliguismo puro! hacen taaanto bien.

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