Perspectivas

oh, si, los viajes en la 319 tienen ese qué sé yo...
No, en realidad si sé qué tienen. Que me hartan.
En fin, noche de martes. Cansadisima. Día largo. Me subo a la 319, atiborrada de infelices como yo, que no tienen otra opción más que atiborrarse en ese maldito colectivo para regresar a Punta Alta. Bien. Las opciones de esa noche eran viajar parada o viajar parada. Opté por viajar parada. Me agarré de donde pude y soporté que los que se iban bajando me atropellaran, me pegaran con sus hijos a upa, sus bolsos, etc. Soporté el calor y el sueño. Soporté a una madre idiota que le repetía a su bebé de...1? año: basta basta basta basta Martin! (pobre creatura). Soporté que el chofer se enojara y puteara a los que tocan el timbre más de una vez al bajarse. Soporté ver cómo los asientos que se liberaban no estaban a mi alcance y jamás me tocaban a mí. Pero no soporté todo.
En un momento se detiene el micro y sube una chica joven con un nenito en brazos. De inmediato el inspector de la empresa de colectivos que de casualidad viajaba con nosotros pide a la concurrida audiencia:
- A ver si son tan amables de cederle el asiento a esta señora...que lleva...una persona especial.

EH?
persona especial?
ERA UN NENE! Un ser humano pequeño. Con todos sus dedos, sus 2 ojos, su boca, piernas, brazos, hasta pelo tenía el muy desgraciado! Por lo tanto, no tenía nada de especial hasta donde yo pude ver...
Efectivamente le cedieron el asiento. Y yo me quedé pensando...¿habrá alguna jerga colectivera especial? ¿quiénes son especiales y quiénes normales para este gil? ¿habrá sido niño alguna vez ese elefantito con canas? ¿le habrán dicho:"Josecito, vos todavía sos especial, cuando crezcas vas a poder ser inspector de colectivos"?
No sé yo...las cosas que una escucha en ese colectivo endemoniado...