martes, 12 de enero de 2010

Demedos

Hacía días que venía buscando un almanaque para poner en mi pieza. Y no uno cualquiera. Tenía que ser uno grandote, con números idem, para miopes como yo. Uno igualito al que uso en mi pieza desde hace varios años. Y me estaba costando encontrarlo.

Entré a todas las librerías de Punta Alta (tres), fui a una imprenta que las mismas librerías me habían sugerido y nada. Ya nadie tenía almanaques de esos porque "viste, ya para las distribuidoras en enero no te venden más...es como viejo", según me explicó el empleado de la imprenta.

Cuando ya había perdido todas las esperanzas, se me dio por entrar en una papelera cerca de casa, por si las moscas. Cuando la mina me dice: "esto es lo único que tengo" y vi que era lo que yo andaba buscando, me alegré tanto que se me debe haber notado.

- ¡eso es precisamente lo que andaba buscando!
- ¿uno llevás?

y yo, presa de la emoción, por una fracción de segundo, pensé en llevar más de uno por si la próxima vez también me costaba encontrarlo pero, afortunadamente, mi otra neurona estaba despierta y me dio una mano.

"momentito, idiota", me dijo la neurona. "¿de qué carajo te va a servir un almanaque del 2010 en el 2011? no necesitás más que UNO".

mjm, tenés razón.
idiota.
(mi propia neurona me insulta, a esto hemos llegado, a dónde iremos a parar, mi cerebro y yo)

- sí...uno, le respondí, medio resignada a estar perdiéndome la oportunidad de aprovechar un tremendo hallazgo.

1 comentario:

  1. Bueno, esa neurona resabiada se las dará ahora de lista pero ¿y si luego cuando alguien vea tu almanaque le encanta y te dice que le gustaría tener uno igual? ¿Y lo bien que quedarías diciéndole: Toma, tengo otro para tí!?

    No te fies de tu cerebro, es muy práctico pero no sabe nada del lado detallista de la vida! ;)

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